
Los peligros de la conducción agresiva en la salud de tu transmisión automática
Conducir a alta velocidad, frenar haciendo rechinar las llantas, derrapar las llantas, o simplemente ignorar las señales de tránsito son algunos de los hábitos que muchos conductores tienen, sin saber que pueden dañar severamente su transmisión automática.
Los vehículos de transmisión automática se han convertido en los favoritos de millones de conductores por la facilidad y comodidad que ofrece. Sin embargo, los siguientes hábitos de conducción pueden acelerar el desgaste o causar fallas costosas y difíciles de reparar.
¿Qué es la conducción agresiva?
Todos conocemos a alguna persona que se transforma cuando está detrás del volante: conduce a alta velocidad, toca el claxon, grita o rebasa de forma indebida. A esto se le conoce como conducción agresiva y las conductas más frecuentes son:
- Cambios de carril repentinos y sin poner la direccional
- Conducir a exceso de velocidad
- Acelerar o frenar bruscamente
- No respetar las distancias de seguridad
- Cambiar inadecuadamente las marcas, por ejemplo de drive a parking sin que el vehículo esté totalmente detenido
Consecuencias de una conducción agresiva en la transmisión automática
Además de los riesgos de seguridad relacionados con la alta velocidad, o con rebasar repentinamente y sin direccionales, los conductores se enfrentan a daños inminentes en su caja de velocidades automática:
Desgaste prematuro
Los cambios bruscos de velocidad, así como las aceleraciones y frenados repentinos provocan un estrés excesivo en componentes clave de la transmisión, como los engranajes y embragues. Si esta conducta es persistente, las piezas pueden deteriorarse antes de su periodo de cambio.
Sobrecalentamiento
Por otro lado, muchos conductores piensan que pueden conducir a diferentes velocidades manteniendo la palanca en neutral, parking o incluso en drive, sin considerar las otras marchas. Sin embargo, conducir en la marcha incorrecta puede provocar que el líquido de la transmisión (ATF) no circule de forma adecuada, lo que priva del fluido esencial a los componentes del sistema.
La falta de ATF provoca que la transmisión trabaje sin lubricación, lo que aumenta la temperatura al interior, con el riesgo de que las piezas de plástico como las juntas y sellos se rompan o fisuren y haya fugas de ATF, lo que puede provocar daños graves a la transmisión.
Daños a componentes internos
La conducción agresiva pone a los conductores en riesgo de pasar topes sin frenar, así como de recibir golpes y vibraciones no deseados que pueden aflojar a los componentes internos de la transmisión, como las válvulas, engranajes o solenoides. En este caso, las fallas van desde pérdida de potencia, sobrecalentamiento, aumento en el consumo de combustible, fugas de ATF, entre otras que pueden resultar costosas y difíciles de reparar.
¿Cómo conducir para cuidar la transmisión automática?
Conducir un automóvil automático puede ser la mejor experiencia si sigues estas recomendaciones:
Evita el estrés al conducir
Conducir puede ser una experiencia muy estresante, lo que suele provocar que los conductores adquieran malos hábitos tras el volante. Para evitarlos, la recomendación es salir más temprano para llegar al trabajo, buscar atajos para no quedarse atorados en el tráfico o poner música relajante para no caer en la tentación de aumentar la velocidad indebidamente.
Conducción suave
Recordar los primeros meses o años como conductor es importante para tener presentes tanto el reglamento de tránsito de tu ciudad como las recomendaciones generales, como: acelerar y frenar de forma gradual, evitar los cambios de carril repentinos, utilizar las direccionales y tratar de mantener una velocidad constante.
Evita la sobrecarga
Cada vehículo está diseñado para soportar un rango de peso específico y remolcar cargas extremas le aporta demasiado peso a los componentes de la transmisión, lo que supone un estrés innecesario.
Cuidado con los terrenos irregulares
Uno de los peores enemigos de la transmisión automática es la terracería. Las superficies irregulares pueden tener piedras que golpeen la transmisión y provoquen daños graves, como la fuga de ATF.
En caso de que debas pasar por terracería, hazlo a baja velocidad y con mucha precaución para evitar los obstáculos.
Conducción defensiva vs. agresiva
En vez de una conducción agresiva, opta por la defensiva que consiste en mantener tu distancia con otros coches, anticiparte a las acciones de los conductores o de peatones y mantener tu atención completa al camino para evitar posibles distracciones que te hagan acelerar, frenar o girar bruscamente.
Mantenimiento regular
La transmisión automática también debe recibir mantenimiento de forma regular, como realizar inspecciones, cambiar el ATF y el filtro, además de una afinación cada 25 mil kilómetros, o una vez al año.
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